En un fallo de la Corte Suprema que marca un precedente en materia de arrendamientos, se ha ordenado a un arrendatario pagar la suma de $1.340.607 (más reajuste del IPC e intereses) por los daños causados a la propiedad que ocupaba.
El litigio surgió cuando el propietario de la vivienda decidió dar por terminado el contrato de arrendamiento y al recibir la propiedad de vuelta, notó que esta estaba en un estado deplorable, en contraposición al estado en el que fue entregada al inquilino, en perfectas condiciones y recién pintada.
El fallo de la Corte Suprema, basado en una serie de antecedentes presentados por el propietario, determinó que el arrendatario incumplió sus obligaciones contractuales, las cuales establecían que debía mantener y conservar la propiedad en buen estado, así como realizar reparaciones adecuadas para su conservación y funcionamiento.
Se constató que el arrendatario no realizó ningún tipo de mantenimiento a sistemas importantes de la propiedad, como la piscina, la caldera, el calefón y los baños, lo que llevó a un deterioro significativo de la infraestructura, instalaciones y servicios del inmueble.
Aunque el propietario inicialmente solicitó una compensación mayor por daño emergente, se llegó a la suma de $1.340.607 debido a cuestiones procedimentales y plazos incumplidos por ambas partes durante el proceso legal.